A continuación se encontrará los resúmenes de los cuatro primeros capítulos del Libro "La Cocina de la escritura" de Daniel Cassany, que fueron elaborados por estudiantes de Ciencia de la Información, la documentación, la Bibliotecología y la Archivística de la Universidad del Quindío, como ejercicio en la clase de Redacción.
Capítulo 1: Lección Magistral
Uno de los primeros ingredientes
que nos presenta es la legibilidad, como grado de facilidad con que se puede leer,
comprender y memorizar un texto escrito. Es importante tratar aspectos estrictamente
verbales, como la selección léxica o la longitud de la frase. Según esto, un escrito
de oraciones breves, palabras corrientes, tema concreto, etc., no presenta tantas
dificultades como otro de frases largas y complicadas, incisos, poca redundancia,
terminología poco frecuente y contenido abstracto. El análisis de estos textos permitió
extraer las pautas verbales asociadas a unos y a otros. El grado de legibilidad
dependía de factores lingüísticos objetivos y mesurables.
Como segundo ingrediente está el
estilo llano, que consiste en hacer asequible la información de los textos importantes
que afectan a los ciudadanos: leyes, normas, seguros, impresos, contratos, sentencias,
condiciones, garantías, instrucciones, etc. Por un lado, la comunicación escrita
tiene que relacionarse con el ejercicio de los derechos y deberes de la ciudadanía.
Ya en el terreno puramente lingüístico, el estilo llano nos ofrece varias novedades:
una definición de prosa comprensible, investigación específica sobre las dificultades
de comprensión de los textos técnicos y aplicaciones concretas para mejorar los
escritos. La investigación sobre las dificultades de comprensión demuestra que los
dos escollos más importantes que debemos superar cuando leemos textos difíciles
son la estructura sintáctica de la frase, a menudo excesivamente compleja, y la
ausencia de un contexto compartido autor-lector. En definitiva, lo que nos propone
el lenguaje llano es una nueva cultura comunicativa, una manera más eficaz y democrática
de entender la comunicación escrita entre las personas.
Siguiendo la receta tenemos los
procesos de composición del escrito, que son una línea de investigación psicolingüística
y un movimiento de renovación de la enseñanza de la redacción. Su campo de acción
es el proceso de composición o de escritura, es decir, todo lo que piensa, hace
y escribe un autor desde que se plantea producir un texto hasta que termina la versión
definitiva.
Como último ingrediente de la Lección
Magistral nos habla del castellano escrito, cómo en los últimos años, la lengua
y la escritura castellanas han evolucionado y están evolucionando. Por otra parte,
los avances tecnológicos, la investigación y el creciente contacto de lenguas imprimen
un dinamismo asombroso a los usos lingüísticos. La lengua castellana tiene que generar
la terminología propia necesaria para satisfacer estas necesidades, si pretende
sobrevivir a la todopoderosa colonización verbal del inglés. Periódicos, radios
y televisiones se afanan por elaborar un estilo expresivo propio y adecuado a los
tiempos modernos. La enseñanza no se queda atrás. En pocos años hemos pasado de
la oración al discurso, de la memorización de reglas ortográficas a la práctica
de la expresión. Los talleres de escritura y las técnicas de redacción ya son una
realidad en muchas aulas.
Para finalizar, y sin pretender
ser exhaustivo, estas iniciativas parten del objetivo de conseguir una escritura
más eficaz, clara, correcta, para que los ciudadanos y las ciudadanas lean y escriban
mejor todo tipo de textos. Considerando importante que nuestra tradición de escritura
se nutra de las investigaciones más recientes y se aproveche todo lo bueno que tengan
las prosas extranjeras, pero adaptándolo a las características específicas de nuestra
cultura y, sobre todo, sin renunciar a nuestras raíces.
Por: Kelly Johanna Perdomo Ávila
Capítulo 2: De lo que hay que saber para escribir bien: de las ganas de hacerlo; de la que se puede escribir; del equipo imprescindible para la escritura, y de algunas cosas más.
Saber qué se entiende por escritura
es un aspecto sustancial a la hora de escribir, permite encontrar los beneficios
personales que puede ofrecer está tarea, ya que este ejercicio se realiza más comúnmente
de lo que se cree. Esto sucede porque las personas en primera instancia no clasifican
como escritos a lo que se elabora en el trabajo y en la escuela, para uno mismo,
o para amigos y familiares. De mismo modo, es común pensar en la función de comunicar
y no tanto en la de registrar, aprender, o divertir. Con una gama tan limitada de
utilidades, es muy lógico que no se encuentre motivos importantes para redactar.
Pero la escritura tiene muchas utilidades y se utiliza en contextos muy variados
(Cassany, 1993).
A la hora de escribir el equipo
técnico se extiende desde el lápiz y el papel, hasta los completos procesadores
de textos, con diccionario y verificador ortográfico incorporados. Y aunque con
la aparición de las nuevas tecnologías se pensó que no se escribiría igual que antes,
se ha demostrado que al hacerlo con estos medios es mucho más fácil y el texto gana
calidad porque da menos pereza revisar y de este modo se puede elaborar más. Es
significativo aparte de los dispositivos o herramientas con las que se escribe tener
en cuenta el material de consulta (diccionarios, manuales de ortografía y de redacción,
etc.) ya que estos harán que las producciones se enriquezcan (Cassany, 1993).
Es importante cuando se realiza
un escrito el lenguaje respetuoso que se debe utilizar, debido que la escritura
es un producto social e histórico que influye en la percepción de la realidad, acondicionando
el pensamiento y determinado la visión del mundo; de esta forma la UNESCO en el
año 1991 da recomendaciones para usar un lenguaje respetuoso, sin embargo, pese
a lo importante de pulir el idioma para cumplir con el objetivo, mantener un sentido
radical en ocasiones supera el sentido común.
Por último, trabajar en la imagen
que se tenga de uno mismo a la hora de escribir permite que el mensaje que quiere
transmitir sea más claro para ello se pueden responder las siguientes preguntas:
· ¿Me gusta escribir? ¿Qué es lo que me gusta más de
escribir? ¿Y lo que me gusta menos?
· ¿Escribo muy a menudo? ¿Me da pereza ponerme a escribir?
· ¿Por qué escribo? Para pasármelo bien, para comunicarme,
para distraerme, para estudiar, para aprender...
· ¿Qué escribo? ¿Cómo son los textos que escribo? ¿Qué
adjetivos les pondría?
· ¿Cuándo escribo? ¿En qué momentos? ¿En qué estado
de ánimo?
· ¿Cómo trabajo? ¿Empiezo enseguida a escribir o antes
dedico tiempo a pensar?
·
¿Hago muchos borradores?
·
¿Qué equipo utilizo? ¿Qué utensilio me resulta más
útil? ¿Cómo me siento con él?
·
¿Repaso el texto muy a menudo? ¿Consulto diccionarios,
gramáticas u otros libros?
·
¿Me siento satisfecho/a de lo que escribo?
·
¿Cuáles son los puntos fuertes y los débiles?
·
¿De qué manera creo que podrían mejorar mis escritos?
·
¿Cómo me gustaría escribir? ¿Cómo me gustaría que
fueran mis escritos?
· ¿Qué siento cuando escribo? Alegría, tranquilidad,
angustia, nerviosismo, prisa, placidez, cansancio, aburrimiento, pasión...
·
¿Estas sensaciones afectan de alguna forma al producto
final?
·
¿Qué dicen los lectores de mis textos? ¿Qué comentarios
me hacen más a menudo?
·
¿Los leen fácilmente? ¿Los entienden? ¿Les gustan?
· ¿Qué importancia tiene la corrección gramatical del
texto? ¿Me preocupa mucho que pueda haber faltas en el texto? ¿Dedico tiempo a corregirlas?
·
¿Me gusta leer? ¿Qué leo? ¿Cuándo leo?
·
¿Cómo leo: rápidamente, con tranquilidad, a menudo,
antes de acostarme...? (Cassany, 1993).
Por: Martha Liliana Montes Sanabria
Capítulo 3: Accionar Máquinas
Explorar las circunstancias
Es posible que no encontremos ideas
que nos gusten, pero podemos explorar ciertas circunstancias que nos incitan a escribir
de una situación determinada de manera más o menos consciente.
La circunstancia puede ser un viaje
a Turquía. Sabes por experiencia que poco después de tu regreso no te acordarás
ni del nombre de los monumentos que visitaste, ni del de las personas que conociste,
ni de la mitad de las cosas que te sucedieron. Entonces harás fotos, comprarás algún
recuerdo, grabarás un video, realizarás un cuaderno de viaje y guardarás todos los
documentos (billetes, facturas, programas...) que te den. Todo esto, actúa sobre
la circunstancia planteada para intentar solucionarlas. Una buena técnica para accionar
la máquina de escribir consiste en explorar las circunstancias que nos mueven a
redactar. Del mismo modo, una situación comunicativa bien entendida permite poner
en marcha y dirigir el proceso de la escritura hacia el objetivo deseado.
También hay una técnica especial
para preguntas escritas y otra para representar el pensamiento de manera gráfica.
• Desarrollar un enunciado
La circunstancia que nos mueve
a escribir puede limitarse a una pregunta escrita, en exámenes, cuestionarios o
pruebas. Primero hay que determinar qué son los libros de caballería, por un lado,
y las novelas de caballería, por otro; hay que buscar ejemplos de cada grupo y extraer
las características generales. Escribe sobre temas variados: amigos, trabajo, estudios...
Hay diarios íntimos sobre la vida privada, diarios de aprendizaje sobre la escuela,
cuadernos de viaje, etc. La escritura periódica y personal permite aprender, reflexionar
sobre los hechos y comprenderlos mejor. Además, se convierte en un registro de ideas
y palabras adonde siempre se puede acudir a buscar información para textos urgentes.
• Mapas y redes
Los mapas (de ideas, mentales,
o denominados también árboles o ideogramas) son una forma visual de representar
nuestro pensamiento. Escoge una palabra nuclear sobre el tema del que escribes y
apúntala en el centro de la hoja, en un círculo. Para los citados autores, la espontaneidad
y el carácter visual de los mapas permiten utilizar el potencial escondido del hemisferio
derecho para la escritura.
Por: Mileidy Gonzalez Herrera
Capítulo 4: El crecimiento de las Ideas.
La escritura es un instrumento
para desarrollar ideas, ordena la información para que sea más comprensible. Existen
varios recursos para buscar y alimentar las ideas, cada uno de ellos de una forma
más guiada que la anterior:
- Torbellino de ideas: Consiste
en concentrarse en el tema y apuntar todo lo que se le ocurra, expresado en palabras.
-Estrella: Consiste en responderse
las 6Q acerca del tema: qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué.
- Cubo: Consiste en estudiar las
seis caras posibles del tema: describirlo, compararlo, relacionarlo, analizarlo,
aplicarlo y argumentarlo.
La unión de estas tres técnicas
permite desarrollar el pensamiento de una forma cuantitativa y cualitativa. Al momento
de escribir también es importante tener en cuenta las palabras clave, ya que además
de ser relevantes aportan nuevas ideas.
Otro recurso que se puede utilizar
es la escritura libre, que consiste en escribir de forma rápida y constante, sin
detenerse, escribiendo todo lo que nos pase por la cabeza, valorando más la cantidad
de texto que la calidad. Este recurso es útil para generar ideas y superar bloqueos,
y como materia prima para desarrollar y reescribir una versión final. Otra técnica
son las frases empezadas o LMIE (Lo Más Importante Es…), la cual se trata de realizar
cuatro o cinco frases que comiencen con Lo más importante es…, determinando ideas
relevantes para el texto. Ésta técnica es más concreta que el torbellino de ideas
o la escritura automática ya que dirige la atención del autor hacia el propósito
y los puntos más importantes de lo que se va a escribir.
Por último, es importante al momento
de escribir tomar notas de todo lo que se nos ocurra para poder aprovecharlo después
y nutrir nuestro escrito.
Por: Avendaño Londoño, Isabel.
Referencia Bibliográfica
Cassany D. (1993). La cocina de la escritura. Barcelona, España.
Anagrama. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0Byo87zIqxalLSXIxUkRyQzl2S2M/view