miércoles, 27 de septiembre de 2017

Cuatro capítulos de "La cocina de la escritura" de Daniel Cassany

A continuación se encontrará los resúmenes de los cuatro primeros capítulos del Libro "La Cocina de la escritura" de Daniel Cassany, que fueron elaborados por estudiantes de Ciencia de la Información, la documentación, la Bibliotecología y la Archivística de la Universidad del Quindío,  como ejercicio en la clase de Redacción.


Capítulo 1: Lección Magistral

 En esta primera parte del libro el autor nos presenta cuatro puntos principales en la redacción al momento de realizar un escrito. Comienza diciéndonos; cómo el conocimiento no es algo absoluto, objetivo e independiente de las personas. Pues el saber no existe al margen de las personas, sino que se va construyendo a lo largo de la historia gracias a las aportaciones de todos. Considerando, que en el terreno de la lengua, este punto de vista epistemológico relativizador debe ser imprescindible. En conjunto, pretende esbozar los estudios y las investigaciones que fundamentan la preceptiva de la escritura.

Uno de los primeros ingredientes que nos presenta es la legibilidad, como grado de facilidad con que se puede leer, comprender y memorizar un texto escrito. Es importante tratar aspectos estrictamente verbales, como la selección léxica o la longitud de la frase. Según esto, un escrito de oraciones breves, palabras corrientes, tema concreto, etc., no presenta tantas dificultades como otro de frases largas y complicadas, incisos, poca redundancia, terminología poco frecuente y contenido abstracto. El análisis de estos textos permitió extraer las pautas verbales asociadas a unos y a otros. El grado de legibilidad dependía de factores lingüísticos objetivos y mesurables.
Como segundo ingrediente está el estilo llano, que consiste en hacer asequible la información de los textos importantes que afectan a los ciudadanos: leyes, normas, seguros, impresos, contratos, sentencias, condiciones, garantías, instrucciones, etc. Por un lado, la comunicación escrita tiene que relacionarse con el ejercicio de los derechos y deberes de la ciudadanía. Ya en el terreno puramente lingüístico, el estilo llano nos ofrece varias novedades: una definición de prosa comprensible, investigación específica sobre las dificultades de comprensión de los textos técnicos y aplicaciones concretas para mejorar los escritos. La investigación sobre las dificultades de comprensión demuestra que los dos escollos más importantes que debemos superar cuando leemos textos difíciles son la estructura sintáctica de la frase, a menudo excesivamente compleja, y la ausencia de un contexto compartido autor-lector. En definitiva, lo que nos propone el lenguaje llano es una nueva cultura comunicativa, una manera más eficaz y democrática de entender la comunicación escrita entre las personas.

Siguiendo la receta tenemos los procesos de composición del escrito, que son una línea de investigación psicolingüística y un movimiento de renovación de la enseñanza de la redacción. Su campo de acción es el proceso de composición o de escritura, es decir, todo lo que piensa, hace y escribe un autor desde que se plantea producir un texto hasta que termina la versión definitiva.
Como último ingrediente de la Lección Magistral nos habla del castellano escrito, cómo en los últimos años, la lengua y la escritura castellanas han evolucionado y están evolucionando. Por otra parte, los avances tecnológicos, la investigación y el creciente contacto de lenguas imprimen un dinamismo asombroso a los usos lingüísticos. La lengua castellana tiene que generar la terminología propia necesaria para satisfacer estas necesidades, si pretende sobrevivir a la todopoderosa colonización verbal del inglés. Periódicos, radios y televisiones se afanan por elaborar un estilo expresivo propio y adecuado a los tiempos modernos. La enseñanza no se queda atrás. En pocos años hemos pasado de la oración al discurso, de la memorización de reglas ortográficas a la práctica de la expresión. Los talleres de escritura y las técnicas de redacción ya son una realidad en muchas aulas.

Para finalizar, y sin pretender ser exhaustivo, estas iniciativas parten del objetivo de conseguir una escritura más eficaz, clara, correcta, para que los ciudadanos y las ciudadanas lean y escriban mejor todo tipo de textos. Considerando importante que nuestra tradición de escritura se nutra de las investigaciones más recientes y se aproveche todo lo bueno que tengan las prosas extranjeras, pero adaptándolo a las características específicas de nuestra cultura y, sobre todo, sin renunciar a nuestras raíces.

Por: Kelly Johanna Perdomo Ávila


Capítulo 2: De lo que hay que saber para escribir bien: de las ganas de hacerlo; de la que se puede escribir; del equipo imprescindible para la escritura, y de algunas cosas más.

 Hay herramientas  para escribir, así como para realizar cualquier otra actividad; por ejemplo para cocinar se necesita de ollas, estufas, alimentos etc.; es decir para poder escribir bien hay que tener aptitudes, habilidades y actitudes. Se debe conocer de gramática y de léxico y utilizarse este conocimiento oportunamente para hacer borradores, esquemas y demás; y por último es sumamente importante las actitudes que condicionan el escrito, ya que ella dará la razón por la que se escribe.

Saber qué se entiende por escritura es un aspecto sustancial a la hora de escribir, permite encontrar los beneficios personales que puede ofrecer está tarea, ya que este ejercicio se realiza más comúnmente de lo que se cree. Esto sucede porque las personas en primera instancia no clasifican como escritos a lo que se elabora en el trabajo y en la escuela, para uno mismo, o para amigos y familiares. De mismo modo, es común pensar en la función de comunicar y no tanto en la de registrar, aprender, o divertir. Con una gama tan limitada de utilidades, es muy lógico que no se encuentre motivos importantes para redactar. Pero la escritura tiene muchas utilidades y se utiliza en contextos muy variados (Cassany, 1993).

A la hora de escribir el equipo técnico se extiende desde el lápiz y el papel, hasta los completos procesadores de textos, con diccionario y verificador ortográfico incorporados. Y aunque con la aparición de las nuevas tecnologías se pensó que no se escribiría igual que antes, se ha demostrado que al hacerlo con estos medios es mucho más fácil y el texto gana calidad porque da menos pereza revisar y de este modo se puede elaborar más. Es significativo aparte de los dispositivos o herramientas con las que se escribe tener en cuenta el material de consulta (diccionarios, manuales de ortografía y de redacción, etc.) ya que estos harán que las producciones se enriquezcan (Cassany, 1993).

Es importante cuando se realiza un escrito el lenguaje respetuoso que se debe utilizar, debido que la escritura es un producto social e histórico que influye en la percepción de la realidad, acondicionando el pensamiento y determinado la visión del mundo; de esta forma la UNESCO en el año 1991 da recomendaciones para usar un lenguaje respetuoso, sin embargo, pese a lo importante de pulir el idioma para cumplir con el objetivo, mantener un sentido radical en ocasiones supera el sentido común.

Por último, trabajar en la imagen que se tenga de uno mismo a la hora de escribir permite que el mensaje que quiere transmitir sea más claro para ello se pueden responder las siguientes preguntas:

·        ¿Me gusta escribir? ¿Qué es lo que me gusta más de escribir? ¿Y lo que me gusta menos?
·        ¿Escribo muy a menudo? ¿Me da pereza ponerme a escribir?
·      ¿Por qué escribo? Para pasármelo bien, para comunicarme, para distraerme, para estudiar, para aprender...
·        ¿Qué escribo? ¿Cómo son los textos que escribo? ¿Qué adjetivos les pondría?
·        ¿Cuándo escribo? ¿En qué momentos? ¿En qué estado de ánimo?
·        ¿Cómo trabajo? ¿Empiezo enseguida a escribir o antes dedico tiempo a pensar?
·         ¿Hago muchos borradores?
·         ¿Qué equipo utilizo? ¿Qué utensilio me resulta más útil? ¿Cómo me siento con él?
·         ¿Repaso el texto muy a menudo? ¿Consulto diccionarios, gramáticas u otros libros?
·         ¿Me siento satisfecho/a de lo que escribo?
·         ¿Cuáles son los puntos fuertes y los débiles?
·         ¿De qué manera creo que podrían mejorar mis escritos?
·         ¿Cómo me gustaría escribir? ¿Cómo me gustaría que fueran mis escritos?
·    ¿Qué siento cuando escribo? Alegría, tranquilidad, angustia, nerviosismo, prisa, placidez, cansancio, aburrimiento, pasión...
·         ¿Estas sensaciones afectan de alguna forma al producto final?
·         ¿Qué dicen los lectores de mis textos? ¿Qué comentarios me hacen más a menudo?
·         ¿Los leen fácilmente? ¿Los entienden? ¿Les gustan?
·      ¿Qué importancia tiene la corrección gramatical del texto? ¿Me preocupa mucho que pueda haber faltas en el texto? ¿Dedico tiempo a corregirlas?
·         ¿Me gusta leer? ¿Qué leo? ¿Cuándo leo?
·         ¿Cómo leo: rápidamente, con tranquilidad, a menudo, antes de acostarme...? (Cassany, 1993).

Por: Martha Liliana Montes Sanabria


Capítulo 3: Accionar Máquinas

 Lo primero que debes hacer como escritor/a es explorar este territorio. Te gustaría tener páginas y páginas repletas de letra, aunque sólo fueran borradores. Pero la página aun esta en blanco. Llega la angustia. Te da miedo esta situación. El proceso de la escritura es difícil de accionar, como todas las máquinas.

Explorar las circunstancias

Es posible que no encontremos ideas que nos gusten, pero podemos explorar ciertas circunstancias que nos incitan a escribir de una situación determinada de manera más o menos consciente.

La circunstancia puede ser un viaje a Turquía. Sabes por experiencia que poco después de tu regreso no te acordarás ni del nombre de los monumentos que visitaste, ni del de las personas que conociste, ni de la mitad de las cosas que te sucedieron. Entonces harás fotos, comprarás algún recuerdo, grabarás un video, realizarás un cuaderno de viaje y guardarás todos los documentos (billetes, facturas, programas...) que te den. Todo esto, actúa sobre la circunstancia planteada para intentar solucionarlas. Una buena técnica para accionar la máquina de escribir consiste en explorar las circunstancias que nos mueven a redactar. Del mismo modo, una situación comunicativa bien entendida permite poner en marcha y dirigir el proceso de la escritura hacia el objetivo deseado.
También hay una técnica especial para preguntas escritas y otra para representar el pensamiento de manera gráfica.

• Desarrollar un enunciado

La circunstancia que nos mueve a escribir puede limitarse a una pregunta escrita, en exámenes, cuestionarios o pruebas. Primero hay que determinar qué son los libros de caballería, por un lado, y las novelas de caballería, por otro; hay que buscar ejemplos de cada grupo y extraer las características generales. Escribe sobre temas variados: amigos, trabajo, estudios... Hay diarios íntimos sobre la vida privada, diarios de aprendizaje sobre la escuela, cuadernos de viaje, etc. La escritura periódica y personal permite aprender, reflexionar sobre los hechos y comprenderlos mejor. Además, se convierte en un registro de ideas y palabras adonde siempre se puede acudir a buscar información para textos urgentes.

• Mapas y redes

Los mapas (de ideas, mentales, o denominados también árboles o ideogramas) son una forma visual de representar nuestro pensamiento. Escoge una palabra nuclear sobre el tema del que escribes y apúntala en el centro de la hoja, en un círculo. Para los citados autores, la espontaneidad y el carácter visual de los mapas permiten utilizar el potencial escondido del hemisferio derecho para la escritura.

Por: Mileidy Gonzalez Herrera


Capítulo 4: El crecimiento de las Ideas.

 La escritura es un instrumento para desarrollar ideas, ordena la información para que sea más comprensible. Existen varios recursos para buscar y alimentar las ideas, cada uno de ellos de una forma más guiada que la anterior:

- Torbellino de ideas: Consiste en concentrarse en el tema y apuntar todo lo que se le ocurra, expresado en palabras.

-Estrella: Consiste en responderse las 6Q acerca del tema: qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué.

- Cubo: Consiste en estudiar las seis caras posibles del tema: describirlo, compararlo, relacionarlo, analizarlo, aplicarlo y argumentarlo.

La unión de estas tres técnicas permite desarrollar el pensamiento de una forma cuantitativa y cualitativa. Al momento de escribir también es importante tener en cuenta las palabras clave, ya que además de ser relevantes aportan nuevas ideas.

Otro recurso que se puede utilizar es la escritura libre, que consiste en escribir de forma rápida y constante, sin detenerse, escribiendo todo lo que nos pase por la cabeza, valorando más la cantidad de texto que la calidad. Este recurso es útil para generar ideas y superar bloqueos, y como materia prima para desarrollar y reescribir una versión final. Otra técnica son las frases empezadas o LMIE (Lo Más Importante Es…), la cual se trata de realizar cuatro o cinco frases que comiencen con Lo más importante es…, determinando ideas relevantes para el texto. Ésta técnica es más concreta que el torbellino de ideas o la escritura automática ya que dirige la atención del autor hacia el propósito y los puntos más importantes de lo que se va a escribir.

Por último, es importante al momento de escribir tomar notas de todo lo que se nos ocurra para poder aprovecharlo después y nutrir nuestro escrito.

Por: Avendaño Londoño, Isabel.

  Referencia Bibliográfica

Cassany D. (1993). La cocina de la escritura. Barcelona, España. Anagrama. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/0Byo87zIqxalLSXIxUkRyQzl2S2M/view

jueves, 31 de agosto de 2017

Redactext

A continuación se expondrá un organizador gráfico de la plataforma Redactext y su modelo Didactext, donde se puede apreciar el esquema que se utiliza a la hora de readactar textos informativos, expositivos o académicos



Por: Martha Liliana Montes Sanabria